domingo, dezembro 25

De adicciones

Es como aquello de escuchar música tradicional griega (la que yo considero buena, la menos influenciada por la cultura turca), que muchas veces no la entiendo, pero me atrapa, mi mente piensa en pueblos blancos, montañas, acantilados y aguas del Egeo. Son las series que me impresionan, que me provocan la necesidad de vomitarle a todo el mundo qué ocurre, qué me dan.


Ahora mismo desearía ver un duelo de titanes, un 'Boardwalk Empire' contra 'Breaking Bad', pues si no son las únicas que me enganchan, bien por encima están del resto, seguramente por su relación con, posiblemente, mi género favorito, el 'mafioso', por llamarlo de alguna manera. La primera acaba de partirme el alma con el desenlace de la segunda temporada, por las despedidas inesperadas y por la eterna espera hasta la vuelta de la serie. La otra lo hizo hace meses, y sucedió lo mismo. No es fácil sorprenderme, soy bastante despierto, perspicaz diría, pero ambas me dejaron con el capítulo pausado y mis ojos fijados en la pantalla, colapsado, drogado.

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Peldaños por debajo, no sabría si situar las que ya terminé tiempo atrás o las que comienzan a gustarme... podría decir que Lost en su momento me tuvo a las 6.00 am de un lunes pegado al televisor, temblando, entregado a los nervios. Gritaría que Jericho me decepcionó como si fuera aquella muchacha que te engañó o que Fringe terminó por ser la mujer que, pese a terminar desesperándote por lo insípido de su ser, tienes ganas de volver a ver, pedirle perdón y continuar aquello que echaste por tierra -que sabes no pasará-.

Hoy me quedo con la recién desvirgada 'American Horror Story' (¿merecerá la pena? la versión joven de Moira O'Hara me obliga a decir que sí), la palomitera 'Misfits' -soy un adolescente y tengo que cubrir mis necesidades correspondientes de estupidez y hormonas- o eso en lo que se ha convertido Cuéntame, una longeva señora quizá algo chocha, pero entrañable, a la que tienes un profundo cariño.

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Σαμιώτισσα, Σαμιώοτισσα, πότε θα πας στι Σάμο...

terça-feira, novembro 15

Freizeit

Ya no puede uno ni tumbarse en el sofá y dejar que las horas marchen al ritmo de una maratón de ancianos, ¡qué me hago viejo y no me doy cuenta!, que si tengo seis horas, siete las dedicaré a mirar un montón de cosas que no me interesan y que horas después, habré de plasmar en un folio en blanco, como si la consecución de lo planteado fuera a darme el trabajo deseado, un futuro mejor, ¡venga ya!, que no, que no cuela y que tengo que tragar.


Tengo unas ganas terribles de irme a Bilbao, a ver al Oviedín , que seguramente caerá goleado, a no ser que Matar le de por inventarse otra genialidad para callar mis comentarios sobre su juego. Nos dicen que esta es la definitiva, que estamos cuartos (en puestos de liguilla de ascenso -la palabra 'playoff' me repatea-) y que, por lo visto, estamos impregnados de eso que los medios deportivos asturianos llaman 'la pomada', qué asco. No me lo creo, como dice Pacheta, hay que mirar al Getafe (filial, claro, que uno ya se acostumbra a jugar contra niñatos con crestas, crestas que lo único que dicen -y a gritos- es : ¡soy un ni-ni de extrarradio!). Tendré que tragar con esto también.

Me pondré un par de veces más el gol de MATAR (aún no entiendo por qué en su camiseta pone M. -Martins- Diop, con lo bien que quedaría 'Matar' a la espalda) y me zambulliré en el Antiguo Régminen, la Transición o los gobiernos de UCD, PSOE, PP... traga y sonríe.

sábado, novembro 12

Εν κατακλειδι

Ajusto la capucha al volumen de mi cabeza, es decir, me la pongo. Cierro la puerta, dudando de si dejar encendida o apagar la luz. Me siento frente al ordenador y pasan las horas, leyendo, intentando descifrar canciones en griego... y espero a que os calléis, a que entendáis que estar solo es realmente satisfactorio para mí. Mis dedos tienen óxido y mi cabeza rellena de naderías.


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Han pasado veinte minutos desde que dejé esto escrito y ahora sólo quiero encontrar alguien que me explique todo aquello que no entiendo. Referente al heleno. Acabaré balbuceando palabras ininteligibles, con cuarenta años, loco perdido.


domingo, junho 19

Números

Rodiles, conceyu de Villaviciosa. Uno se percata de dos detalles, la forma física de Uno es lamentable, no nada ni quince metros. Dos, el factor cuarenta no es suficiente para que Uno no se queme, ni a dieciocho ni a veintiún grados.


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Logré acabar más o menos un logo para ese concurso que me puede reportar pingües (adoro esta palabra, en cambio Querétaro da asco) beneficios lo que me permitiría irme esos fantásticos ventidós días al Reino Unido.

Me estoy consumiendo.

sexta-feira, junho 10

Aprendizaje

Hola Godard.

Estando ayer con Albert Monteys y Manel Fontdevila (grandes del humor estatal y principiantes en el mundo de la Injuria a la Corona), uno ve más cercano el llegar alto, como ellos han llegado, aunque lo menosprecien. El procedimiento esta vez no es igual, pero de una madeja se saca un vestido, puntada a puntada.

terça-feira, junho 7

Estornudo.

En el estornudo se expulsan de golpe litros y litros de historias acumuladas entre mucosa verde.


Me asusté al ver que no escribía nada desde marzo, que la excusa era la reina de mi tiempo, y más aún me atemorizó la idea de escribir sobre Carlos y los demás sucesos que no tenían ni la mitad de importancia. Sí, Carlos murió un día de marzo, sin avisar y con tal estruendo, que todos se enteraron a tiempo de visitarle antes de que la tierra le engullera excepto el aquí escribano, que vivió hasta una semana después sin saberlo, felizmente atrapado entre tus brazos y tus paredes en relieve.

Montes, precisamente Montes me advirtió de un modo un tanto frívolo (o eso creo yo) de 'lo de Él' (que así pasó a llamarse desde entonces), estando yo esperando por el autobús. Quizá me enfadé con Montes, o quizá no sabía qué sentir y llegó el Dos. Subí, pagué, me senté y llamé. Después llamé a otro. Más tarde pregunté a una decena de personas que me lo confirmaron, algunos con una serie de detalles (sobre el por qué, el cómo y el cuándo) que yo no quería ni quiero saber. Hablé con Sito, llegó Luc de Salamanca y hablé con Luc. Colapsó todos mis sentidos durante unos cuantos días, no era capaz de escribir, de mover el coche ni de hablar de otra cosa. Llega carnaval, se te va olvidando y te encuentras a otro grupo de viejos amigos. Y hablas, hablas de lo que no quieres comentar y comentas. De las caras largas y el pensemos en otra cosa. Ese día creo que también perdí (perdimos) una parte de Casero, aunque quizá sean cosas mías.

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Llegó mayo con un tendón fisurado bajo el brazo y tres semanas de completa inutilidad, justo ocurrió el día en que Sito perdió su carnet al cometer una tropelía que no me esperaba de un tipo tan sereno. Me consolaba el saber que Carlos estaba peor, qué perro se puede llegar a ser en la contrariedad. Recuperé mi mano y seguí, progresivamente, disfrutando mi apreciado pulgar con eternas caricias a tu espalda, tu seno (el del gran lunar) e insípidas (no en el momento) madrugadas acabando con la vida de miles de soldados ficticios a través de mi videoconsola.

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Un día, el de Alberic, provincia de València, me comentó que sería buena idea quedar los cuatro de siempre, menos Montes, que se autocondenó hace tiempo al ostracismo debido a su distante actitud, lo que nos dejaba en tres . Me ilusionó la idea y fuimos a bañar en sidra cada palabra, cada recuerdo de la primera adolescencia, de los pantalones de pinzas, el jersey azul oscuro que con tan normalizada amargura llevábamos y aquel cuarto de ESO en el que disfrutábamos de la laxitud del profesorado (sólo nosotros tres y el disidente, al que si llamo así, no es más que por el rencor que da el haber apreciado tanto a alguien en el pasado) en la sala de ordenadores.

Poquet a poquet, mientras la mirada de Sito quedaba atrapada por los muslos de una morena de esas que tanto le gustan a él (no entenderé nunca su devoción por la piel morena), el de Alberic y yo empezábamos a hablar en catalán, por aquel de que a mí me gusta y él es valenciano nativo, cuando salió de su cabeza un vago recuerdo de un muchacho con el que se había peleado. Volví años atrás y empecé a pensar con quién me había podido pelear yo, un chaval pacífico, un 'gracioso de clase', alguien a quien siempre se le había hecho muy cuesta arriba soportar el desprecio de cualquier persona. Reparé en Carlos, justamente él había sido mi único contrincante.

Salió disparado de entre mis labios, Sito giró la cabeza hacia mí y el de Alberic calló.

sábado, março 26

Tiempo que vuela


Debería ir planteándome en serio, escribir algo sobre aquello. Pero soy incapaz, prefiero dibujar nimiedades durante los tiempos de carga y las esperas de autobús.

quarta-feira, março 9

Aventures de països llunyants

Quizá un grupo normal hubiera titulado así su segundo disco, pero no, Manel prefería '10 milles per veure una bona armadura', el que els fa molt més grans. Hasta hoy sólo hemos podido disfrutar de dos temas cargados de nostalgia: Aniversari (''i una veu comentava: ai què guapa està'') y Boomerang (''em va fer mal, veure en els ulls de la Vanessa, que la cosa es posava interesant'').

Me llama poderosamente la atención la cantidad de gente que no comprende, o no se percata, que un pequeño restaurante familiar ('restaurante universitario', como le gusta decir a mis progenitores), con las sillas sobre las mesas, el suelo fregado y un chaval al fondo con pintas de 'recoger chatarra' con dos bolsas de basura enormes en las manos, significa cerrado. Ni para cambiar un euro para la (maldita) cabina de enfrente, ni para tabaco, ni para hostias. Sólo atenderemos en caso de muerte inminente (y sino mancha mucho).

Y después de este arrebato misántropo, me retiro, dejando claro el por qué de mis ausencias por estas tierras.

Puta crisis.





terça-feira, fevereiro 8

Romance de Juan Marés y (no tanto de) Norma Valentí.

Pasadas aproximadamente quince páginas de 'El Amante Bilingüe', decidí abandonar 'El Aire de un Crimen' (Juan Benet), por ser incapaz de conectar ni con el ambiente rural, ni con el tremendo detallismo de lo relatado. Entre la treinta y seis y la treinta y siete, siento una gran empatía por Juan Marés (bien sabido es que si alguien me habla de alguna escena familiar típica de su infancia, me tiene ganado), al narrar la depresiva cena del Marés callejero para cambiar de registro y recordarnos a Rita y al senyor Fu-Ching, relatándolo, a diferencia de Benet, de un modo liviano pero agradable y fácil de visualizar, sin casi necesitar haber estado en La ciutat dels sants.


Me gusta recordar aquellas calles barcelonines, me gusta recordar Barcelona.

El marcador traza un segmento áspero entre la sesenta y ocho y la sesenta y nueve, entre el depresivo y enamorado cincuentón y el genial Faneca. Me estremezco cuando imagino las llamadas del pobre Marés (pre-Faneca) a l'Oficina d'Asessorament Lingüístic con el falso pretexto de que le traduzca una serie de palabras (de sostenes y bragas a tubos de escape y recambios) sólo por escuchar la voz de su enfermizo e inexplicable amor, llamado Norma.

Un libro que es capaz de distraer mi atención de un documental sobre la costa croata, es un libro genial.

Perdóname Benet y gracias Marsé, que yendo de juanes, el primero me pretende perder por asesinatos y pueblos, y el otro me cautiva en los primeros compases. Cantemos 'Perfidia', de Alberto Domínguez, para acompañar a Rita, la cantante lírica.

Libro(El Amante Bilingüe, Juan Marsé, 1990)
Película(El Amante Bilingüe ,Vicente Aranda, 1993)

segunda-feira, janeiro 31

De pasados irrepetibles

Young Girl (Wolfgang Suchitzky, 1959)

No me atrevo a comentar nada.

sexta-feira, janeiro 28

De la vida relajada y la cerveza catalana.

Otro día más que bajo del Naranco (la casa donde el recién independizado M. -que volverá en breves al hogar familiar-) andando, con sabor a resaca, con el objeto de sacar diez euros y subir otra vez. Pasar el día consumiendo cine, bebidas espirituosas y burlándonos de lo malos que son algunos en determinados simuladores de fútbol. Cada día más desaliñado, más dejado.


No tengo ninguna queja, no pienso en los 38 años que tendré que cotizar para obtener el cien por cien de mi futura pensión, mantengo la idea de que cierta franquicia de venta de electrónica, cine, música y libros me acabará llamando, tarde o temprano, y podré irme en verano al Reino Unido, a tomar por el culo con gente de acento divertido, ininteligible y piel rosada. Aún más desaliñado, más dejado.

El 'peloalambre' que me llamarán. ¿Una cervecita?, que sea catalana.


quarta-feira, janeiro 26

Sesenta euros

Es gracioso que el propio dependiente de una conocida tienda de empeños te diga, literalmente 'aquí pagan muy muy poco'. Valorar en sesenta euros aquello por lo que puedes sacar más de 150. Es más hilarante aún reírse cuando el dependiente te dice que sólo te pueden dar sesenta euros. Todo va de dinero últimamente, que si gasto demasiado, que sino gano nada.


Tras nueve años con la peseta y nueve (casi diez) con el euro, uno se percata ligeramente que aquellas mil pesetas que mamá te daba, y que te valían para una semana, hoy no te dan ni para pagarte una copa en un bar de malamuerte.

Seguiré jugando con uzbecos y bielorrusos, solo para descifrar el origen de sus apellidos.