Llegamos un poco tarde, 20 minutos más o menos, pero el oviedín ya ganaba por 2-0. Nos dispusimos a sentarnos cerca de algo visible, el banquillo de Protección Civil, donde luego veríamos que la sra.Bibiana Barrendera estaba sentada, eso explica su mirada asesina tras el partido. El caso es que Rob y yo nos sentamos y empezamos a disfrutar de un encuentro caracterizado por la vagancia oviedista y lo patetismo de un conjunto como el Astur (Mal-llamado Oviedo Acf), que, hablando en plata, no daba pie con bola. Y a los pocos minutos, comenzó el festival de oportunidades, magistralmente falladas por la exitosa delantera azul (muy distante de la Delantera Illétrica, con Lángara, Casuco o Antón, entre otros), aunque de todos modos, el Astur no iba a hacer mucho, ya que en todo el partido, sólo llegaron 3 veces al área de Aulestia...y si contamos los balones tocados por el portero oviedista, solamente 6 vegáes.
También hicimos un amiguito, que competía con nosotros en quién decía más subnormaladas, o él (que para mí que tenía alguna tara mental), o yo llamando al portero Bufón y Filibustero, un clásico. Tampoco me enteré muy bien el partido, porque el juego del Oviedo aburre asgaya, pero los goles en sí, fueron cantadas del portero del Astur y su defensa, o también conocidos como los 5 magníficos, por sus habilidades para hacer el ridículo.
Acabé la tarde-noche rematándola con una cervecita en el Desván, viendo partidos/viejas glorias del Oviedo. La nostalgia, hace daño.