sábado, dezembro 25

Naipes

Ayer me dijo mi madre de jugar a las cartas y no jugamos.


Qué fácil es deprimirse un miércoles por la mañana y acabar hundido un sábado por la tarde, como un castillo de naipes (más fácil aún la metáfora), que con mucha habilidad, puede llegar a ser enorme, pero seguirá siendo endeble, muy frágil, sensible a cualquier movimiento, venga de donde venga. A los castillos de naipes no les importa quién les sople, si es su propio arquitecto, el aparejador, los obreros o los jubilados que miran y opinan tras las vallas. A los castillos de naipes sólo les preocupa desmoronarse cuando notan ése viento de cara, es su función.

Podrá decir V. que no me tienen que preocupar esas cosas, que en la vida (y me fío de tus 21 o 22 años) siempre te encontrarás gente así. Lo que no sabe, es que sin haber exhalado, sólo el hecho de retirar una carta cualquiera puede no sólo derribar éste castillo, sino recordar todos aquellos ya derribados, que parecen irrecuperables, que te obligan a suspirar por un 'Detener el tiempo' o volver atrás en él.

Creo que me entregaré a la rendición.

segunda-feira, dezembro 13

Xineru sedrá buxu.

Entonces, ¿tiro para adelante y acabo el curso que menos me ha motivado en toda mi vida o me pongo a currar y lo dejo para el año que viene?. Sé qué diréis. Y sé que enero será gris, frío y difícil. Tendré que justificarle al karma algo tan inexplicable y bueno como tú, (que hayas aparecido, que me hayas sucedido) trabajando en la que mientras para mí es una injusta penitencia, para los demás es un mal necesario.
Algo falló en mi educación, pero sé que Skopje es capital de Macedonia desde los 8 añinos.
Fernandi no los tiene donde tiene que tenerlos.

sexta-feira, dezembro 10

Diez de octubre.

Pasa que, para que un avión llegue a su destino, ha de pasar por numerosas turbulencias. A veces se estampa contra el suelo, pero generalmente llega sano y salvo.

domingo, dezembro 5

Al sur y mi sentimentalismo charro.

La semana de la camaradería amargada por mi actitud y las amistades que fueron más que son.
Hace tiempo, algún lector fiel se acordará, escribí que existía una L. perpetua, que el resto iban y venían. Resulta que no, que si en el pasado si parecían eternas, el carácter imprimido por nuevos aires y mi desconocimiento general, dejaron bien claro que de momento, el único perpetuo es otro L. melenudo y gordo-fuerte.

Qué patético resulta cuando lo que sospechas (por tu vehemencia) y reniegas de ello (de modo vehemente), se hace evidente en una sola acción, una promesa de hace un mes, truncada entre excusas de economías reducidas, oportunismo y que te avise el L. que la L. no sabe. Y es que ahora me doy cuenta del por qué en su despedida, no destacaba más allá de una esquina entre muchos otros rostros y otra, al fondo, tras todos ellos, en las escaleras a la solana del primer año en la Escuela. El año en el que empezaste a escurrirte, más significativamente si cabe.

Qué difícil es saber qué sentir cuando quieres a un amigo, y tu amigo no te quiere tanto. El empirismo me da la razón, o quizá Nacho Vegas adultera mi pensamiento, hablando de cielos negros y omitiendo los días en que los dos estábamos orgullosos por ser hermanos de manos entumecidas o congeladas.

PD1:El idiota se pintó una salamandra en el pecho, para ver si vira más a la sangre fría que a la calda.
PD3:La gente normal, no se preocupa por temas así.
PD3:Tengo la cabeza llena-llena de música, todo el día música, bebo de la música y la hago mi pensamiento. Mal hecho.
PD4:Me gusta depender de ti, Isabel.

quinta-feira, dezembro 2

De la suerte de los idiotas, que no es tan suerte, pero que sí son idiotas.

¡Qué me pasa que no escribo!. Será que tampoco paso mucho tiempo en esa casa, que me tienen absorbido entre fideos y baños donde (me pierdes) pierdo el norte.


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La gente que no es tu amiga, pero que tampoco es un completo desconocido, ese es mi problema. No sé qué hacer con ellos, cuando me preocupo demasiado por si me saludan o por si no mucho atrás eran grandes camaradas para ahora comportarse como desconocidos, el caso al que me refiero, teniendo yo gran parte de la culpa, aunque habiendo recibido un perdón del que ahora dudo. A lo tonto, echo en falta aquellas ebrias carreras donde gritabas 'Maladroit' y me abrazabas, haciendo coñas sexuales (entre la juventud actual, hacerse pasar por gai/nazi o nazigai, es gracioso) y yo me sentía plenamente bien. Aquí me (sos)tengo, con el karma devolviéndomelas.

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Suponed que no escribo porque no tengo cuerpo para ello.